Como los caballos asturcones, que seguro ajenos a su linaje diferenciador habitan los terrenos que tan plácidamente comparten con todo cuanto les rodea.
Así que no se alteran cuando la soberana con tubos de acero quiere dejar patente que también tiene una categoría.
Entre la indiferencia de unos y el silencio de la otra,cada uno sigue su rumbo sin añadir nada más.No hace falta.
Porque cuando la pureza es tan natural se van dejando destellos sin apenas darse cuenta.Es en realidad algo que va estrechamente ligado a la clase.
Algo que solo se atesora de manera muy particular.Para nada frecuente.
Es una satisfacción contemplativa el cruce de semejante pureza racial en un lugar al azar y durante un momento.
Y al poco seguir,pero satisfecho en la manera que se puede estar cuando has visto algo que pocas veces se llega a ver.